El nuevo submarino amarillo

Del refranero popular "un clavo saca a otro clavo" podríamos resumir lo que viene siendo el verano de fichajes en las oficinas del Villarreal. Y es que, hasta una decena de bajas importantes parecían dejar lastrado el futuro del equipo presidido por Roig, a quien todos recordamos alardeó que no iba a ser fácil pescar jugadores en su plantilla cuando se confirmó el descenso de categoría.

Sin embargo, no tardaron en ir saliendo uno a uno, buscando competir en la élite. El primero de ellos fue Diego López al Sevilla, seguido de Jefferson Montero (Monarcas), Marcano (Rubin Kazan), Marco Rubén (D.Kiev), Nilmar (Al-Rayyan), Borja Valero y Gonzalo (Fiorentina), Zapata o De Guzman (cedidos respectivamente al Milan y Swansea). La última de esta larga lista de bajas fue la de Marchena al Depor, aunque realmente no debe de contar, pues fue rescindido su contrato. Sorprende que finalmente se quedaran figuras como Senna, Giusseppe Rossi y Cani. A buen seguro estos serán los que deberán dirigir al equipo hacia el retorno de la máxima categoría.

No obstante, y pese a la cantidad de bajas por traspaso, se han reforzado bastante bien y a coste cero con dos nombres clave: Cavenaghi y Mellberg. Cierto es que el central sueco viene de vuelta y media, pero su experiencia es un grado, como demostró en la última Eurocopa siendo santo y seña de su país en la zaga defensiva. En lo que al argentino respecta, es evidente que ya no es el mismo de aquella generación de River donde coincidió con nombres como Saviola, Cambiasso o Mascherano, pero su dilatada carrera por medio planeta le sirvió para forjarse en mil batallas y a buen seguro que sabrá hacer goles también en los campos de la Liga Adelante.

La columna vertebral se fue, pero han llegado mimbres nuevos. Con estas dos incorporaciones y media plantilla promocionada del exitoso filial deberán de tratar volver a donde nunca debieron de salir. No queda otra.