El Inter como alternativa a la Juve

Sólo el Milan consiguió poner en duda el año pasado el retorno de la Juventus al sillón de la hegemonía en Italia. Únicamente el conjunto propiedad de Silvio Berlusconi logró que los pupilos de Antonio Conte temiesen por su liderazgo en el Calcio. Y aunque periodistas como Santiago Segurola apostaban por los rossoneri, la Juventus terminó alzando el título tal y como la lógica, la coherencia, la justicia y el buen fútbol hacían presagiar. 

Sin embargo, la temporada 2012-2013 ha comenzado con serios cambios en cuanto a rivales para la Vecchia Signora se refiere. El Milan parecía alejarse de la lucha por el Scudetto tras la marcha Thiago Silva y sobre todo después de la venta del mejor jugador del Calcio en los últimos años, Zlatan Ibrahimovic. Los resultados del conjunto que entrena Maximiliano Allegri han confirmado los peores augurios, y es que un equipo en el que Abate, Bonera, Yepes y Antonini suelen conformar la zaga jamás podrá pelear con los Bonucci, Barzagli, Pirlo o Marchisio. La perdida de calidad y tensión competitiva ha sido clara y sólo un crack como El Shaarawy o los zarpazos del magnífico Pazzini podrán salvar del ridículo al Milan este año. Montolivo, Bojan, Boateng o Robinho no parecen ser suficiente, mientras que De Jong, Nocerino o Emanuelson apenas se alzan un palmo sobre el listón de la mediocridad.


Por otro lado, parecía que el Nápoles ofrecería algo más de lucha y que podría engancharse a las faldas de la Juventus. Lostresdearriba, como normalmente se conoce a Cavani, Hamsik y Pandev, iniciaron la temporada avasallando a sus rivales, casi siempre a la contra. Esto unido al oficio de una defensa con jugadores experimentados (a pesar del bochornoso Aronica) y un centro del campo de eficiencia suiza (Inler, Berhami, Dzemaili provienen del país helvético) había hecho soñar a los napolitanos con volver a lo más alto. Además, Walter Mazzarri ha antepuesto el Calcio a la Europa League, evitando así que la competición europea mandase al traste las aspiraciones de un conjunto que necesita económicamente asegurarse Liga de Campeones cada año. Sin embargo (siempre hay un pero), el primer round ante la Juve dio con el Nápoles de morros sobre la lona, shock del que aún no se ha recuperado, ni por resultados ni por juego. 

De modo que dejando a un lado posibles futuras apariciones de la Fiorentina de Vincenzo Montella, la Roma de Zdenek Zeman (veáse el hashtag #zemanlandia) o la Lazio de Vladimir Petkovic, sólo el Inter parece capacitado para plantar batalla. Pero no es este Inter un equipo habilitado para atravesar este camino por sí sólo, ya que se trata de un equipo compuesto por jugadores con oficio acostumbrados a jugar al primer nivel pero a los cuáles les falta un salto para llegar a la élite. Por esta razón un entrenador sin alma sería incapaz de ensalzar el fútbol neroazzurri. Andrea Stramaccioni no sólo tiene alma sino que además muestra una personalidad arrebatadora y una seguridad en sí mismo sorprendente para un tipo de 36 años (recordemos que da ordenes a Javier Zanetti, de casi 40 tacos).


Strama, como se le conoce en Italia, es el nuevo Mourinho, personaje al que se echa de menos en el entorno del Inter. Un Mourinho italiano, amante de la disciplina y brillante estratega. Capaz de poner en práctica un sistema de juego completamente defensivo y aun así encadenar victoria tras victoria hasta colocarse a un punto de la intocable Juventus. Ahora el Calcio parece cosa de dos. Juventus e Inter lucharán mano a mano y esto se producirá en un alto porcentaje debido a la buena mano de Stramaccioni.

Pero el reto y la consecuente presión que esto conlleva no ha comenzado ahora para este brillante entrenador. El año pasado, cuando Gasperini y Ranieri parecían haberse puesto de acuerdo para hundir todo lo que Mourinho construyó en San Siro, apareció él para salvar la imagen del Inter. Y lo consiguió, hecho que le otorgó credibilidad suficiente como para conquistar a Moratti y renovar hasta 2014. La temporada 2012-2013 comenzó con algunas dudas en los primeros partidos pero los resultados le han dado completamente la razón. A pesar de llegar a alinear hasta nueve jugadores defensivos en más de una ocasión (Zanetti, Samuel, Ranocchia, Juan Jesús, Nagatomo, Mudingayi, Gargano y Cambiasso, además del portero Handanovic) y con sólo dos futbolistas de ataque (Palacio y Milito) el técnico milanés se ha colocado en lo más alto de la clasificación. Últimamente parece mostrarse algo más atrevido y hace uso de tres jugadores de ataque, con Cassano con más libertad y renunciando a la defensa de cinco, utilizando así un sistema parecido al 4-3-3 (Julio Maldonado Maldini habla de un 4-3-2-1), siempre con trivote. Basta decir que en este equipo Gargano y Cambiasso lanzan faltas y saques de esquina, lo que habla de la escasa calidad que existe en la plantilla (y aún así el juego a balón parado del equipo es brillante). 


Aunque es cierto que Stramaccioni está contando poco con jugadores habilidosos y creativos como Coutinho o Ricky Álvarez, es preciso recordar, como bien hace hoy Sergio Santomé en su blog Estadio Santomé, que a este equipo le falta Sneijder, jugador que puede convertirse en la clave para que el Inter solvente sus encuentros con menos problemas aún de lo que ya lo está haciendo. 

Stramaccioni está sacando petróleo de este equipo. Se hizo con jugadores trabajadores y experimentados como Mudingayi, Gargano o Palito Pereira y todo ello lo aderezó con la guinda de Cassano para dejar en manos de la calidad de los de arriba el culmen al equilibrio que el entremado defensivo interino debe trabajarse cada partido. Y por ahora le está saliendo bien. Esperemos que Stramaccioni pueda seguir paseándose por su banquillo con esos mismos aires de superioridad con los que lo hace Mourinho y con los que caminaba Andy Dufresne en Cadena Perpetua, libro del gran Stephen King. Porque chulo no es el que quiere, sino el que puede. Y si este vulgar Inter doma a esta maravillosa Juventus, Strama podrá chulear todo lo que le venga en gana.

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