Hace casi una década, Ancelotti se alzó con dos Liga de Campeones gracias a un equipo demoledor arriba, con mucha calidad en el medio y fiable en defensa. Nombres como el de Cafú, Nesta, Costacurta, Jankulovski, Maldini, Stam o Kaladze daban lustre a la retaguardia, y Europa entera admitía que los defensores de Milan eran justos merecedores de los éxitos del equipo. Sin embargo, los nombres importantes y la calidad atrás fueron dando paso poco a poco a jugadores que llegaban a Milán de rebote, sin planificación ni a medio ni a largo plazo, y desentonando al mismo tiempo al ser comparados con la validez de los futbolistas de ataque. Así, con Ancelotti aún en el equipo, Galliani se hizo con tipos de perfil bajo como Oddo, Bonera o Favalli, pero la cosa empeoró aun más tras la marcha del actual técnico del Real Madrid.
Está claro que algunos de vosotros querréis echar por tierra toda esta argumentación recordándome el acierto del fichaje de Thiago Silva. Y por supuesto, el brasileño es la excepción que confirma esta regla, de modo que reservad vuestras críticas hasta el fin de este post ya que muchos de los nombres que vienen ahora son para llorar.
Llevaba yo tiempo dándole vueltas a este tema y fue el último fichaje del Milan el que me obligó a escribir al respecto. Los de Allegri se han hecho con Matías Silvestre, procedente del Inter (las operaciones entre ambos clubes son habituales, y quizá por ello ambos comparten miserias), club en el que ha fracasado con estrépito. Este limitadito central argentino tendrá sus minutos, nos dejará indiferentes, no desentonará debido al bajo nivel del resto de los defensores, y se irá como llegó, con más pena que gloria. Y vendrá otro a sustituirle que aportará lo mismo. Y así lleva el Milan demasiados años. Y así es como el prestigio y el respeto terminan por acabarse.
Onyewu, Legrottaglie, Dídac Vilá, Emanuelson, Yepes, Mesbah, Taiwo, Zaccardo, Constant o Zapata son algunos de los fichajes que Galliani consideró que eran necesarios para el Milan y que forman parte del crimen. Por supuesto, el equipo lleva tiempo necesitando refuerzos atrás que conformen una defensa sólida, sin embargo los nombres que ha incorporado en los últimos años son dignos de un Genoa, un Parma o un Palermo, pero nunca de un club con la historia y el relumbrón del Milan.
Los dos equipos de la ciudad (Inter y Milan) se están acostumbrando a firmar jugadores que no aportan un salto de nivel, que no dan la talla y que inundan el equipo de mediocridad. Y esto, si únicamente fichas a un Zapata, puede no parecer demasiado grave. Pero cuando contratas a una decena de Zapatas en apenas cuatro años, significa que la política de fichajes ha fallado. De los futbolistas con más minutos en la defensa milanista, sólo De Sciglio apunta a futuro jugador de nivel, y únicamente Mexes y Abate pueden ser apartados de esta criba, teniendo en cuenta, eso sí, que ni el francés ni el italiano son jugadores top y que un Milan de hace diez o quince años jamás se plantearía la opción de ficharlos.
Y es que ese el principal problema. Uno recuerda los grandes Milan de la historia, con nombres plagados de nivel y calidad, y contempla ahora una defensa compuesta por Abate, Mexes, Zapata y Antonini, y el resultado es el mismo que si me comparas a mí en ropa interior con Brad Pitt. No quiero ni pensar lo que se le pasará a Baresi por la cabeza cuando piense en su glorioso Milan, con él liderando al equipo desde la defensa, y lo compare con la actual zaga propia de equipos de la zona media de la tabla.
Y es que ese el principal problema. Uno recuerda los grandes Milan de la historia, con nombres plagados de nivel y calidad, y contempla ahora una defensa compuesta por Abate, Mexes, Zapata y Antonini, y el resultado es el mismo que si me comparas a mí en ropa interior con Brad Pitt. No quiero ni pensar lo que se le pasará a Baresi por la cabeza cuando piense en su glorioso Milan, con él liderando al equipo desde la defensa, y lo compare con la actual zaga propia de equipos de la zona media de la tabla.
Llevaba yo tiempo dándole vueltas a este tema y fue el último fichaje del Milan el que me obligó a escribir al respecto. Los de Allegri se han hecho con Matías Silvestre, procedente del Inter (las operaciones entre ambos clubes son habituales, y quizá por ello ambos comparten miserias), club en el que ha fracasado con estrépito. Este limitadito central argentino tendrá sus minutos, nos dejará indiferentes, no desentonará debido al bajo nivel del resto de los defensores, y se irá como llegó, con más pena que gloria. Y vendrá otro a sustituirle que aportará lo mismo. Y así lleva el Milan demasiados años. Y así es como el prestigio y el respeto terminan por acabarse.
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