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No contó en ningún momento con el apoyo de la afición y un debut en el que pasó más que desapercibido le condenó para el resto de su breve estancia en Madrid. El jugador llegó a declarar en algunas ocasiones su desconcierto y no entendimiento sobre su ausencia partido tras partido en el conjunto blanco. Esto provocó un brusco cambio de actitud del francés que llegó a quedarse dormido en el banquillo en el transcurso de un partido o a saltarse un entrenamiento argumentando que pensaba que la plantilla tenía el día libre. Obviamente el club no ejerció su opción re compra de 6 millones de euros.
Tras su calamitosa y ausente etapa en el equipo blanco
volvió a Londres para jugar en la Championship inglesa con el West Ham y tras
tres temporadas llenas de altibajos en su rendimiento se marchó al Elazigspor
turco en el que tan solo jugó 16 partidos con un gol anotado. En el pasado mercado
invernal volvió al club con el que se consagró en Francia y que le valió para
jugar en la Premier League, el Girondins de Burdeos equipo en el que se encuentra
actualmente. Esta es la historia de uno de sus jugadores que despuntan
muchísimo en sus comienzos y que por capricho de la diosa fortuna acaban
acumulando malas rachas emborronando su prometedora trayectoria.