El “Maracanazo”. Copa del Mundo de 1950

La década de los 50 empezaba después de que acabara la mayor de las guerras que ha azotado a la humanidad, la Segunda Guerra Mundial, dando comienzo a la Guerra Fría entre la Unión Soviética (URSS) y los Estados Unidos. Por tanto, fue una época de cambios y de novedades. Durante estos años 50 se produjo la muerte del más cruel de los dirigentes de la URSS, Stalin, al mismo tiempo nació la Comunidad Económica Europea (que es lo que ahora conocemos como Unión Europea) y, también nació, el “Rock & Roll” a manos del Elvis Presley.


©Foto: taringa.net
Estos cambios en la vida política, la economía, la sociedad también se reflejaron en el futbol, ya que después de 5 años se celebró, en Brasil, un Copa del Mundo. Además, a mediados de década surgió la Copa de Clubes Campeones de Europa. Todo esto marcó una nueva época en el futbol, que dio origen al  famoso “Maracanazo”, término que se utilizada para explicar la derrota de la selección brasileña contra Uruguay en el Estadio Maracaná durante la Copa del Mundo de 1950.



Era el 16 de julio de 1950 y el estadio de Maracaná (estadio con capacidad para 220.000 personas) se vestía de gala para el enfrentamiento entre la selección brasileña, con Ademir con máximo goleador de la competición, y la selección charrúa, liderada por Schiaffino y Ghiggia. Era el último partido del torneo, y Brasil solo necesitaba un empate para proclamarse campeón. Recordemos que la final de la Copa del Mundo se disputaba entre cuatro equipos, en este caso fueron, aparte de Brasil y Uruguay, España y Suecia, quienes ya no podían optar al título.

La afición carioca se mostraba confiada ante el partido, al igual que sus jugadores, quienes salieron a especular con el resultado pensando que tenían el título en la mano. Incluso la prensa local dedicaba portadas a los aun no campeones. Así el "Diario de Río" ponía como titular de su portada "O Brasil vencerá - A Copa será nossa", mientras que el periódico "O Mundo" colocaba en su portada "Brasil Campeão Mundial de Futebol 1950".


Brasil, que había visto cómo sus máximos rivales, o habían caído en rondas anteriores (como Italia) o no participaban debido a las consecuencias de la guerra y sus problemas económicos, peco de confianza. Además, la selección uruguaya tan solo había podido vencer por la mínima a Suecia y España, mientras que los cariocas habían goleado a ambas selecciones. Esto le llevo a sufrir una de las derrotas más duras en el mundo del futbol.

Poco antes de saltar al terreno de juego ocurrió un hecho que marcó el devenir del partido. El entrenador charrúa, Juan López Fontana, pidió a sus jugadores que salieran a jugar defensivamente. Entonces, el capitán blanquiazul, les dijo a sus compañeros: "Juancito es un buen hombre, pero ahora se equivoca. Si jugamos para defendernos, nos sucederá lo mismo que a Suecia o España". Así pues, los jugadores salieron con otra actitud diferente a la que les había pedido su entrenador. En estos instantes, al ver a todo aquel público, el lateral Schubert Gambetta animó a sus compañeros diciendo: "Muchachos, los de afuera son de palo, que comience la función".

©Foto: rockandball.com.ar
La primera parte acabó con empate sin goles, aunque ambos equipos tuvieron ocasiones de goles pero que no fueron capaces de materializar. Los dos porteros, el uruguayo Roque Máspoli y el brasileño Barbosa, tuvieron que intervenir para mantener su puerta a cero. Aunque el resultado no era el esperador por la hinchada carioca, seguían animado y confiados en lograr la victoria en el segundo tiempo.
La segunda parte empezó con un gol brasileño. Este lo marcó Friaça tras aprovechar un buen pase de Ademir. Este gol supuso la locura de la afición, que acariciaban el título con las yemas de los dedos. Tras el gol, Varela, comenzó a protestar al árbitro un fuera de juego anterior. Estas protestas dejaron incrédulos a los hinchas brasileños, desconcertándolos a todos. Así pues, resto tensión al partido, cosa que aprovecharían los jugadores uruguayos para ir en busca del partido.

En el minuto 21, una buena jugada por banda derecha de Ghiggia acabó en un pase al corazón del área que aprovecho Schiaffino para empatar el partido a uno. Esto supuso un giro clave en el encuentro. Este resultado les servía a los cariocas para ganar la Copa del Mundo, pero su afición les exigió la victoria, cosa que llevo a que el equipo se volcara en ataque con la intención de marcar un segundo gol y poder ganar el partido.

La selección uruguaya se defendió bien y en el minuto 34 otra jugada por banda de Ghiggia acabaría en el segundo gol charrúa. En esta ocasión, el jugador uruguayo no busco el centro al área sino que coloco al balón en el primer palo aprovechando que Barbosa, pensado en el gol anterior, dejo descubierto su palo. Este fallo, que supuso el 1-2, nunca le serie perdonado al portero carioca. Este gol enmudeció a todo el estadio, y a la postre, supuso la victoria de Uruguay. Así pues, y contra todo pronóstico, Uruguay derroto a Brasil en su casa y se proclamó campeona del mundo en el 1950.


La afición local abandonó el estadio en silencio y con lágrimas en los ojos. Mientras estos salían del campo, el presidente de la FIFA, Jules Rimet, entregó la Copa del Mundo a Varela, capitán charrúa, con cara de incrédulo y sin mediar palabra se apartó del festejo de los ganadores.  Años después recordaba Rimet:
“...Todo estaba previsto, excepto el triunfo de Uruguay. Al término del partido yo debía entregar la copa al capitán del equipo campeón. Una vistosa guardia de honor se formaría desde el túnel hasta el centro del campo de juego, donde estaría esperándome el capitán del equipo vencedor (naturalmente Brasil). Preparé mi discurso y me fui a los vestuarios pocos minutos antes de finalizar el partido (estaban empatando 1 a 1 y el empate clasificaba campeón al equipo local). Pero cuando caminaba por los pasillos se interrumpió el griterío infernal. A la salida del túnel, un silencio desolador dominaba el estadio. Ni guardia de honor, ni himno nacional, ni discurso, ni entrega solemne. Me encontré solo, con la copa en mis brazos y sin saber qué hacer. En el tumulto terminé por descubrir al capitán uruguayo, Obdulio Varela, y casi a escondidas le entregué la estatuilla de oro, estrechándole la mano y me retiré sin poder decirle una sola palabra de felicitación para su equipo... 

En definitiva, la Copa del Mundo de 1950 será recordada siempre por este partido y la inesperada derrota de Brasil en el Estadio Maracaná ante unos 178.000 espectadores, de los cuales, tan solo unos cuarenta eran uruguayos. A vísperas de la Copa Mundial 2014 celebrada en Brasil, el país uruguayo ha rememorada esta hazaña épica con el fin de que se repita el mismo resultado que hace 63 años en el famoso “Maracanazo”. Así pues, en los años 50 el futbol vivió un resurgir gracias a hechos como este, que sirvieron para apaciguar el clima bélico que reinaba en el mundo. 

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.